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Modelo para desarmar

Ver la historia de México para reconocer una nación ante la adversidad y “aun así hicimos una historia y erigimos en nación” el reto de hoy a decir de Rolando Cordera, son los valores sociales y centrar la economía en la equidad.

Una cifra (polémica pero que de cualquier modo asusta) podría ser la peor noticia para la esperanza de un país: 7 millones de jóvenes en México no estudian ni trabajan. Para el economista y catedrático Rolando Cordera hay un hecho fundamental que originó este reto: el divorcio entre una demografía transformada y una economía que no ha podido estar a la altura del cambio demográfico.
En los años 80 y 90 del siglo XX México dejó de ser el país semiurbano con mucha presencia rural para convertirse en uno “imponentemente urbano”, comenta el profesor investigador de la UNAM, “y dejó de ser el país de niños que tanto le gustaba caricaturizar a Abel Quezada para convertirse en un país de jóvenes y adultos: eso tiene implicaciones portentosas en la organización del Estado, la economía y los servicios”.
Durante su conferencia “Recuperar lo social como estrategia rectora frente a la globalización”, impartida el 9 de febrero en el Aula Magna del Colegio Civil Centro Cultural Universitario -como parte del Foro Nacional de Participación Ciudadana en el Proyecto de Nación que impulsa la UANL-, Cordera destacó que la economía no ha crecido al ritmo necesario para darle ocupación a esa juventud o crear los excedentes para que una parte creciente de esta juventud tenga acceso a la educación media superior y superior.
“En los últimos 30 años hemos tenido un crecimiento económico mediocre (que algunos para provocar llaman estancamiento estabilizador) y no digo que todo se origina en lo económico, pero las evidencias son fuertes: una enorme precariedad laboral, un empobrecimiento y la mayor parte de los empleos creados en el último año no pasan de los tres salarios mínimos”.
Como resultado emerge una sociedad unificada por la desprotección, sin garantías de acceso a la salud, seguridad social, pensiones, ni jubilaciones, educación superior y ahora –sostiene el analista–, “tampoco tiene paz en su hogar ni en su tránsito por la ciudades y las carreteras de México”.
Sin haber dejado atrás del todo la epidemiología del atraso, Cordera Campos advierte que tenemos hoy la epidemiología de la modernidad en su peor cara, con una galopante situación de obesidad y diabetes que implica crecientes costos en materia de atención sanitaria.
La desprotección y la inseguridad generan otros fenómenos como la mala convivencia y se impone, a su decir, uno de los olvidos mayores en los que puede incurrir cualquier sociedad moderna: perder el sentido de la interdependencia.
“Como dijera Julio Cortázar: el nuestro es un modelo para desarmar, y en eso deberíamos invertir buena parte de nuestra voluntad política, desarmar para armar. En esto consistiría mi propuesta para un proyecto de nación: revisemos a fondo lo que hicimos, hagamos el inventario de lo ganado, de lo perdido y comencemos de nuevo como lo hicieron nuestros abuelos (de la reforma liberal en el siglo XIX) y nuestros padres (en la Revolución de 1910) para tener una sociedad cohesionada y socialmente consistente”.
Dijo que basta ver un poco la historia para reconocer que nos hemos hecho nación frente a la adversidad y nos la hemos arreglado para vivir años muy duros -económica, política y humanamente hablando-, años largos de conflicto social, abuso de poder pero aun así hicimos una historia y nos constituimos en nación.
Ahora valdría la pena crear una nueva fase de expansión económica y social que por primera vez se caracterice no sólo por el crecimiento económico sino también por la equidad social y las oportunidades.
Cordera visualiza un barco donde vamos todos enfrentando un mar muy agitado con una portentosa ola migratoria de sur a norte, de este a oeste, a través de la cual los pobres del planeta persiguen ajustarse al mundo global.
Esa misma globalización y su fantástica revolución tecnológica hacen a los pueblos cada vez más cercanos pero a la vez funda una etapa de nueva violencia cultural.
“Ser globales requiere mucha fortaleza nacional y para ser fuertes en México tenemos que enfrentar la desprotección a través de nuevas jornadas de acción colectiva que nos lleven a reconstruir el Estado y reivindicar la idea del desarrollo económico y la solidaridad social como valores contemporáneos”.
Su llamado de atención: descubrir nuevas maneras de cooperar entre grupos y sectores sociales, modular los cambios desde la sociedad e imponerle ritmos y cauces a través de la política y lograr una redistribución social efectiva que recree los lazos de cohesión en nuestra sociedad.

ROLANDO CORDERA

Economista, investigador y político mexicano. Es miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM y Consejero de la Comisión Ejecutiva de Negociación y Construcción de Acuerdos del Congreso de la Unión. Maestría en Economía por la London School of Economics, en Inglaterra. Consejero de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal. Miembro del Instituto de Estudios para la Transición Democrática y de la Academia Mexicana de Economía Política. Columnista de la revista Nexos y articulista del periódico La Jornada.

Responsable: Prensa