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Plantean teoría social desde el feminismo comunitario

La lucha de las mujeres indígenas bolivianas por empoderar a sus congéneres se hace pública en Hilando fino, un libro que alimenta la esperanza de los pueblos, deja claro que es posible cambiar, que las utopías no han muerto.

Julieta Paredes y Adriana Guzmán, indígenas aymaras y activistas sociales, presentaron este libro en el Centro para el Desarrollo Interdisciplinario de las Humanidades (CEPADIH) de la Facultad de Filosofía y Letras, en el marco de las Jornadas Latinoamericanas: Conocer Bolivia, coordinadas por la maestra Lídice Ramos Ruiz.

“El libro habla de realidades que tenemos en Bolivia, un pueblo de 11 millones de personas con muchas problemáticas como la corrupción, el autoritarismo, el machismo, la violación en las propias comunidades; pero lo que queremos hablar a México es que no hay que dejar morir la esperanza, a través del feminismo comunitario estamos planteando una teoría social de cómo cambiar, pero que también intervienen nuestros compañeros hombres”, expuso Paredes.
El feminismo comunitario en Bolivia 
Julieta Paredes y Adriana Guzmán son bolivianas, son aymaras y son feministas comunitarias, forman parte del pueblo de Bolivia que está en contra del neoliberalismo considerado un proceso político que ha causado mucho dolor, sufrimiento y desesperanza.
“Bolivia trae la fuerza de los pueblo originarios, de esos pueblos que han sido considerados las feas, las tontas, las sucias, las de la cabeza agachada, pero nosotras somos indígenas y como bolivianas estamos planteando un proceso político que hoy está entre los países con mayor estabilidad económica, mientras en distintos países como Europa y Estados Unidos hay crisis y hambre, en Bolivia los precios están controlados y estamos dando energía y fuerza a la esperanza”, explicó Julieta Paredes.
Mientras que Adriana Guzmán agregó que ha sido muy importante en el proceso de cambio que vive Bolivia la participación de las mujeres, donde han puesto cuerpo y alma a una lucha desde el feminismo comunitario.
“Desde ahí hemos empezado a reconstruir el país en que queremos vivir, a recuperar la esperanza, la utopía; ha sido necesario para nosotras, desde las organizaciones, hilar fino, un trabajo que ha escrito Julieta que nos ha permitido plantear categorías que nos permitan no solo entender las opresiones que vivimos las mujeres, sino conceptos categorías que nos permitan construir una propuesta”, agregó Guzmán.
Enfatizan en que el feminismo comunitario da cuenta del sistema de opresiones, el patriarcado por ejemplo, que articula a todas las opresiones al racismo, al capitalismo y al género; a su vez entiende que no se puede acabar con el capitalismo sin acabar con la explotación que viven las mujeres en una maternidad en soledad, si no se discute el trabajo en pago del cuidado en casa, entre otras cosas.
“En el proceso de cambio en Bolivia hemos asumido una responsabilidad política de que no se repita lo que ha pasado con la izquierda u otros procesos de cambio donde la mujer está relejada, nuestra responsabilidad política es que en este proceso las mujeres no seamos un tema,  un parche, un problema a resolver porque no lo somos; las mujeres somos la mitad de todo, hemos hecho el proceso de cambio, decidimos sobre las políticas públicas y sobre cómo queremos que sea la salud y cómo acabar con la violencia”, advirtió Adriana Guzmán.

Responsable: Prensa UANL