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Nunca es tarde para bailar

El “Curso de danza de Técnica Graham”, impartido por la bailarina y coreógrafa Dolores Bernal, inició las actividades culturales del año en el Aula Magna del Colegio Civil Centro Cultural Universitario.

A diferencia del ballet clásico, donde las bailarinas deben iniciar desde muy niñas el oficio, la danza contemporánea es el lugar donde puedes llegar –cargando un poco más de edad–, para hacer del baile un destructor de estrés, un catalizador del carácter o un modo de vida, siempre y cuando llegues dispuesto a hacerlo desde la pasión.
Así llegó Lola Bernal hace muchos años a la danza y se quedó. Enamorada de las técnicas coreográficas de la estadounidense Martha Graham, viajó a Nueva York hace dos décadas con su pequeña Andrea en brazos y tomó clases con bailarines legendarios como Takako, Yuriko, Christine Dakin y Steve Rooks. Valía la pena extrañar los jalapeños y la salsa mexicana con tal de vivir de cerca los muros que según dice, estaban impregnados de Martha.
Poco tiempo después, de vuelta en México, siguió multiplicando lo que las academias, el escenario y la vida le habían enseñado: mucho. Dar clases ha sido uno de sus placeres y el más reciente fue el “Curso de danza de Técnica Graham”, impartido del 10 al 14 de enero en el Aula Magna del Colegio Civil Centro Cultural Universitario.
Terminada la clase las chicas se recogen el cabello, relajan los brazos y buscan las chamarras pues afuera está frío. Lola las despide con tono maternal, a una le recomienda un analgésico, a otra le devuelve el abrazo y a todas les dice que se verán mañana.
“Son muy dedicadas”, me dice mientras empezamos a platicar sobre el curso y sus beneficios.
“Hemos estado ejercitándonos, en la danza contemporánea (no importa si la técnica es Cunningham, Limon, Release o Contact) alumnos y maestros deben primero fortalecer el cuerpo para no lesionarse”.
Las sesiones han sido exigentes pero muy cálidas, Lola para enseñar acude al movimiento, el contacto corporal, la ejemplificación (nunca ha podido enseñar sentada) y trabajan juntos determinados grupos musculares mientras exploran la técnica.
“Aquí hay contracciones y liberación de la contracción pero nunca hay una relajación, siempre hay un alargamiento de esa articulación, conexiones internas y espirales para establecer un volumen interno del cuerpo.
“Es una técnica bastante compleja por eso hay poca gente que decide hacerla, pero una vez que logras un entendimiento con ella, te enamoras porque tiene mucho que ver con los sentires, las emociones, tiene una dramaturgia…”
Nunca ha puesto tope de edad a sus alumnos, algunos de ellos han dado sus primeros pasos dancísticos a los 23; eso sí, una vez decididos vendrá mucho trabajo durante todo el día, durante muchos años, para conocer los centros de equilibrio del cuerpo, moverse sin lastimar la columna vertebral y llegar a ser en fin un bailarín productivo.
Pero Lola tiene una fórmula que también comparte: “la excelencia en la danza se logra sólo con un entrenamiento muy riguroso, los pies descalzos y las manos limpias sosteniendo el corazón”.

Responsable: Prensa UANL