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Madre e hija unidas por el chelo en la OSUANL

María de Lourdes Gómez Huerta y Madely Eileen Mata Gómez son dos generaciones de chelistas en la Orquesta Sinfónica de la Universidad Autónoma de Nuevo León; herederas de una tradición musical.

Más allá del vínculo que tienen como madre e hija, María de Lourdes Gómez Huerta y Madely Eileen Mata Gómez comparten una misma pasión: el violonchelo.

Herederas de una tradición familiar por la música, María de Lourdes hoy comparte el escenario con su hija Madely, en la Orquesta Sinfónica de la Universidad Autónoma de Nuevo León (OSUANL).

Mientras que Lourdes Gómez inició hace 37 años su carrera en la OSUANL —siendo una quinceañera—, su hija Madely Mata, actualmente, es la integrante más joven del ensamble universitario; con 21 años de edad.

“Ahora compartimos aquí los ensayos, los conciertos. Tenemos más tiempo para platicar, más conexión entre madre e hija.

“Estoy mucho más contenta de tener una cercanía, todavía más, con mi mamá. Y que podamos compartir lo que tanto amamos”, expresó Madely Mata.

La experiencia de compartir el escenario en familia no es algo nuevo para María de Lourdes, pues en un concierto por el 50 aniversario de la OSUANL, en 2010, tocó junto a su padre, el maestro Ricardo Gómez Chavarría y su hermana Teresa Gómez Huerta.

“Aquí el principal protagonista es mi papá, Ricardo Gómez, sin él no hubiéramos seguido el camino. Él nos inculcó el amor por la música, por el arte”, precisó la instrumentista María Lourdes Gómez.

 

Iniciaron con el violín y culminaron con el violonchelo

Ejecutante de la viola y maestro de violín, Ricardo Gómez Chavarría ha transmitido el amor por la música a sus generaciones: primero, a sus tres hijas; después, a sus nietos; y ahora, a sus bisnietos.

“Inicié estudiando violín con mi papá, el maestro Ricardo Gómez Chavarría; después estudié piano, flauta traversa y, a los nueve años, inicié con el chelo, con el que me quedé y el cual toco hasta la fecha”, aseguró la cellista María de Lourdes.

Al igual que su madre, Madely Mata comenzó con el violín a los dos años de edad. Fue su abuelo Ricardo Gómez, exdirector de la Facultad de Música de la UANL y miembro fundador de la OSUANL, quien le impartió sus primeras clases.

“Fui conociendo otros instrumentos y, a los nueve años, vi a mi mamá en la orquesta y le dije ‘yo quiero tocar el instrumento que tú estás tocando’. Entonces, empecé y agarré el amor por el violonchelo.

“Siempre en mi familia hemos sido cercanos, la música nos ha unido y para mí, la música es mi vida, es algo que llevo en la sangre”, señaló Madely Eileen.

 

Del corazón al violonchelo

Para madre e hija, el violonchelo representa lo más importante en sus vidas, dentro del plano profesional.

Ambas conocieron el cello a los nueve años de edad y, desde entonces, han ejecutado cada pieza con este instrumento que se le compara con la voz humana.

“Se nos transmite por el corazón, porque el instrumento lo apoyas sobre el corazón. La posición de este instrumento es como si estuvieras abrazando y se me hizo una posición muy natural tomar este instrumento”, expresó Gómez Huerta.

“Yo siento una ola cada que toco mi instrumento, una ola que me va llegando y voy sintiendo una paz cada que toco una pieza; a veces, melancólica o, a veces, muy feliz.

“Cada pieza que toco voy poniendo mi corazón, en cada nota que voy sintiendo”, comentó Madely Eileen.

 

Madre: 37 años dedicados a la OSUANL

Mientras que Madely debutó como miembro de la Orquesta Sinfónica de la UANL, con el inicio de la primera serie de conciertos Temporada 2018, María de Lourdes cumplió 37 años en la OSUANL, el pasado 1 de marzo.

Aunque confesó que está en momento de retirarse, aseguró que “como mi papá, sigo el camino, me gusta hacer esto, no es un trabajo, disfruto venir a los conciertos, ver que a la gente le gusta, es una satisfacción”.

Con 36 años de trayectoria docente en la Facultad de Música, María de Lourdes Gómez Huerta renueva su compromiso de formar nuevas generaciones de estudiantes.

“Aquí no termina esto, siento que puedo todavía dar más de mí. Me pude haber jubilado, pero la verdad no, yo disfruto mucho lo que hago y quiero seguir haciéndolo como hasta ahora”, aseguró.

 

Hija: mi meta es ser una solista reconocida en el mundo

Desde que inició su carrera musical, Madely Mata mantiene fija su meta más grande en la vida: ser una solista reconocida en todo el mundo.

Ha trabajado a lo largo del tiempo. Por su dedicación y esfuerzo, Madely ha obtenido múltiples premios nacionales y en el extranjero.

A su corta edad, ha compuesto cerca de 20 canciones. Además, participó en varias presentaciones con Raúl Di Blassio y ha sido acompañante de otros músicos como Reik, Adrián Romero y Pedro Fernández.

“Agradezco mucho a mi abuelito porque sin él no estuviera aquí y mucho menos hubiera seguido este maravilloso camino de la música.

“(Mi meta es) seguir creciendo como músico, como persona, continuar mis estudios y, en un futuro no muy lejano, espero tocar con grandes orquestas y por qué no, con mi mamá como solistas”, enfatizó la joven cellista.

 

El secreto es nunca rendirse

Para Madely Mata y su madre María de Lourdes, destacar en la música a tan corta edad no ha sido fácil, pues a lo largo del tiempo han descartado otras actividades por dedicarse exclusivamente a la música.

La constancia por cumplir sus sueños sin jamás rendirse es fruto del trabajo que sembró Ricardo Gómez Chavarría, padre de María de Lourdes y abuelo de Madely Mata.

“Él me decía que nos fijáramos una meta, que viéramos qué queríamos para el futuro, que viéramos a largo plazo: qué quieres llegar a ser, visualízate y obtén los cimientos para lograr lo que quieres”, recordó Lourdes Gómez.

En Madely el aprendizaje fue doble: primero con su abuelo, quien le mostró el camino de la música; después con su madre, que la ha acompañado en el trayecto y ha sido su ejemplo a lo largo de la vida.

“Lo principal que más me queda de mi mamá es que siempre me ha dicho que nunca me rinda, que nunca quite el dedo del renglón, que si busco algo, me fije esa meta y vaya tras ella.

“Mi abuelito siempre me dice ‘si dejas de estudiar, uno: un día te vas a dar cuenta tú; si dejas de estudiar, dos: se va a dar cuenta tu familia; y si dejas de estudiar, tres: se va a dar cuenta el público.

“Entonces, esta es una carrera en la que nunca se deja de aprender, siempre se está en constante estudio, viendo partituras nuevas”, aseguró Madely Mata.

 

Hoy son cuatro generaciones de músicos

“Mi papá viene de las familias que decían ‘vas a estudiar música, te vas a morir de hambre’, mi abuelo no quería que él fuera músico. Mi papá nos cuenta que lo llevó una vez a una cantina y le dijo: no quiero verte como ellos.

“Papá le dijo: yo no quiero ser como ellos, quiero ser un músico estudiado; entonces, él se fue y llegó a ser Director de la Facultad de Música, Director de la Orquesta de Saltillo, violinista de la Orquesta Sinfónica de Nuevo León. El siguió hasta que consiguió su sueño”, recordó María de Lourdes.

Desde entonces, la tradición musical de la familia Gómez Huerta se ha mantenido. Hoy son cuatro generaciones de músicos que destacan por el amor a la ejecución, educación y difusión de este arte.

“Ahorita somos una familia de cuatro generaciones de músicos, y el ambiente donde se han desarrollado es en la música. Nos han visto crecer a nosotros tanto musicalmente, profesionalmente, y ellos se han ido encaminando por ese lado”, puntualizó la cellista de la OSUANL.

Responsable: Prensa UANL