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La poesía, la matemática de la emoción

“Yo, ante todo, me considero un poeta y un ensayista”, se autodefine el escritor Marco Antonio Campos Álvarez Tostado, “lo que pasa es que uno se prueba en muchos campos para ver hasta dónde es capaz de llegar”.

Con más de cuatro décadas de producción literaria, el escritor Marco Antonio Campos Álvarez Tostado recibió el grado académico de Doctor Honoris Causa por la Universidad Autónoma de Nuevo León, como reconocimiento a sus 46 años de trayectoria en los géneros lírico y narrativo.
En sesión solemne del H. Consejo Universitario, celebrado el 10 de septiembre, el poeta y ensayista capitalino expresó su gratitud por recibir tal distinción de una universidad pública estrechamente ligada al “Regiomontano Universal”, Alfonso Reyes, y al humanista Raúl Rangel Frías.
“Monterrey ha sido desde mi juventud la tierra de Alfonso Reyes, quien desde muy joven llevó su ciudad sobre los hombros –esta ciudad- para llevarla a las ciudades del mundo, de Raúl Rangel Frías, ex Rector de la UANL, del que me ha sido muy útil su colección de artículos y discursos de La Vigilia y el Entendimiento, y de Gabriel Zaid, poeta y ensayista que parece tener todo el tiempo un arco que dispara al blanco perfectas flechas envenenadas”.
Previo a recibir el grado académico por parte del Rector Jesús Ancer Rodríguez y el Gobernador Rodrigo Medina de la Cruz, el miembro del Instituto de Investigaciones Filológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México develó su placa en la Sala de Distinciones y Reconocimientos Universitarios.
En el recinto del Teatro Universitario del Campus Mederos, el acreedor al Premio “Xavier Villaurrutia” (1992), la Medalla Presidencial Centenario “Pablo Neruda” (Chile, 2004), y el Premio Casa de América (Madrid, 2006), entre otras distinciones, compartió en entrevista algunas reflexiones sobre el más reciente reconocimiento a su carrera en las letras mexicanas.
“Mi vida ha sido en las universidades y recibir un reconocimiento de una de las tres grandes universidades públicas es uno de los mayores honores y más grandes emociones que he tenido”.
Autor de 38 libros de traducción, 28 libros de poesía, cuatro novelas, dos libros de cuentos y crónicas, a lo largo de 46 años, Marco Antonio Campos relata “yo empecé a escribir a los 18 años, claro que después fue una fiebre”.
Y define esa pasión de juventud a la que incursiona en diferentes géneros: “la literatura es armonizar, embellecer a través de un trabajo de mucho tiempo para que la emoción sea la adecuada, y la poesía -cada palabra, cada blanco, cada letra que está en su lugar-, es la matemática de la emoción”.
Acompañado a la distancia por su amiga Minerva Margarita Villarreal, Directora de la Capilla Alfonsina Biblioteca Universitaria, el autor, entre otros, de los libros de poesía: Muertos y disfraces, Una seña en la sepultura, Hojas de los años, Monólogos, La ceniza en la frente, Poemas austriacos y Los adioses del forastero, comparte ante los medios de comunicación su disciplina diaria de creación literaria y cómo conceptualiza su actividad.
“Yo sólo me considero poeta y ensayista, todo lo demás lo hago porque no puedo escribir poesía a diario, entonces uno necesita escribir todos los días […] no soy metódico, pero soy disciplinado”.

Responsable: Prensa UANL