Regresar

Compartir:

Hoy es más castigada la mujer porque está ejerciendo su voz: Lídice Ramos

En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se conmemora el 25 de noviembre, la coordinadora del Centro de Estudios de Género asegura que pese al avance en materia legal.

“Hoy vemos la violencia que se ejerce en casa, la violencia social o del Estado hacia los movimientos y la violencia que generaran los medios a través de los simbolismos y estereotipos hacia la figura femenina; hay un desprecio a todos los cuerpos que parecen femeninos”, advirtió la maestra Lídice Ramos Ruiz.

En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se conmemora el 25 de noviembre, la Coordinadora del Centro de Estudios de Género en la Facultad de Filosofía y Letras, reflexionó acerca de este fenómeno social que es para los estudiosos muy difícil de abordar por su origen multifactorial.

La investigadora explicó que, recientemente, la violencia contra la mujer se comenzó a observar en la casa, pero ahora se presenta por parte del Estado o de tipo social e, incluso, a través de los medios masivos de comunicación.

“Ahora las mujeres estamos siendo maltratadas por la violencia del Estado y la violencia social, un ejemplo de ello es el movimiento magisterial en donde vemos mujeres que han tenido que salir a la lucha y son golpeadas por el Estado, juzgadas y criticadas por la sociedad y en forma mediática”, ejemplificó.

Lamentó que en los medios haya una violencia sometida a encontrar nuevas formas de maltratar a la mujer; un tipo de desprecio a todos los cuerpos que parecen femeninos.

“Hoy es más castigada la mujer porque está ejerciendo su voz, pero los discursos de la reacción es ‘mejor que regresen a su casa, que se dediquen a la lactancia y se encarguen de los niños’, es decir, que no sean activas social ni políticamente; hay un miedo al cambio, a la identidad nueva que está generando la mujer en general”, reflexionó Ramos.

Advirtió que cuando se decidió instituir el Día de la no violencia contra las mujeres fue más como un acto político, como probar que había muchas formas de violencia contra las mujeres.

“Pero no queremos tener súper mujeres, queremos un cambio en la sociedad, porque no estamos pensando en tomar los puestos de los hombres, sino cambiar las formas de poder, vivir un cambio cultural, sin embargo estamos viendo un retroceso”, reflexionó.

Argumenta que en las redes sociales el machismo está muy presente, en las canciones, en los programas de televisión, en el cine y en la publicidad.

“No hay respeto a la vida. Siempre está presente el maltrato, la descalificación del otro. Estamos usando un lenguaje muy masculino, estamos perdiendo femineidad. Está imperando el modelo de la fuerza y eso no era lo que se pugnaba para esta fecha, se buscaba más compromiso del Estado acerca de ofrecer mayor protección a niñas y mujeres”, acotó.

Sobre si existe un doble discurso, la académica de la Facultad de Filosofía y Letras puntualizó que hay dos formas de apreciar la situación: los que tienen los recursos y manejo de los presupuestos lo entienden de una manera y los que lo están viviendo, lo entienden de otra forma.

“Condicionan al decir ‘Yo quiero ayudarte, pero siempre que hagas lo que yo te digo’. Pero también porque hay un mandato de las clases poderosas, nunca habíamos tenido un Gobierno tan claramente integrado hacia las clases poderosas, se perdió el respeto al decir ‘te ayudó si y sólo sí hagamos los que yo quiero que tú hagas’ y es ahí cuando empiezan los desencuentros”, continuó.

Ante esta situación, sin duda los desafíos son otros, porque la sociedad ha cambiado.

“Se ha puesto en la palestra de la violencia contra las mujeres el problema de la trata de blancas, los embarazos en las niñas y el quitarle a las niñas el derecho a ser infantes.  La violencia hacia las mujeres se recrudece desde muchos flancos. Estamos viviendo épocas de transición de un modo de vivir la vida, a otro y eso hace que se agudice la violencia”, insistió.

El escenario entonces obliga a las universidades a estudiar este fenómeno, tratar de entenderlo y ofrecer posibles soluciones.

“Las universidades buscamos ir más a lo real y tener más descripciones de lo que sucede, pero nos hace falta crear nuevas teorías porque este problema es multifactorial y eso hace muy difícil abordarlo; estamos ante una guerra civil, la trata de blancas es un problema de guerra civil, así como el problema de embarazo por violación”, dijo.

En materia legal mucho se avanzado, pero aún no funcionan los mecanismos creados para abatir la violencia contra las mujeres.

“Se quiere atacar este fenómeno sólo por el lado de las leyes y no sólo es así. Además es evidente que hay una ignorancia entre cuáles son los derechos de las mujeres y que hemos judicializado mucho los temas; hay cerca de 11 mil denuncias al año y no se tienen los recursos administrativos para darle seguimiento”, lamentó.

Compartió que la Ley de Acceso a una Vida Libre de Violencia formalizada en 2007 les llevó 10 años conseguirlo; luego hubo que presentar un Reglamento y un Protocolo de acción, han sido 16 años de esfuerzos para que se pueda atender la problemática.

“Ocho años hubo que pelear para lograr la ley y ocho años buscando cómo aplicarla, pero lo que necesitamos en forma urgente son acciones concretas para atacar la problemática de la violencia contra las mujeres”, concluyó.

Responsable: Prensa UANL