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Hay que llevar la filosofía a la calle

Esther Charabati Nehmad fundó hace 16 años el primer Café Filosófico de México. En el Festival Alfonsino 2016, la estudiosa impartió la charla “Filosofía fuera del aula”, donde le pidió a los jóvenes asistentes reflexionar.

Esther Charabati es pedagógica cuando dice que, si se habla de amor, no se necesita a Platón u otro filósofo en particular; más bien, se necesitan a todos y a nadie. Luego, Esther Charabati es filosófica cuando dice que si lo que interesa saber es ¿qué es la felicidad? No necesitamos una definición construida, sino por construir.

En este momento la filósofa hace un guiño a los millennials pues, para ella, lo más importante es filosofar fuera de las aulas.

Charabati estudió la licenciatura en Filosofía y un doctorado en Pedagogía, ambas por la UNAM, esto por el lado teórico. En lo que respecta a la práctica, la estudiosa es conocida porque en el año 2000 fundó y dirige el primer Café Filosófico en México. Es autora de casi una docena de libros sobre filosofía y judaísmo.

La Cátedra Raúl Rangel Frías invitó a Charabati para impartir la conferencia “La filosofía fuera del aula”, como parte del Festival Alfonsino 2016 el 25 de mayo en el Patio Ala Sur Colegio Civil Centro Cultural Universitario. Medio centenar de estudiantes asistieron a su charla.

El Café Filosófico es un proyecto, pero también es un movimiento que hay en varias ciudades del mundo, como reacción al encierro de la filosofía en donde sólo se estudian a ciertos autores, en ciertos lugares y a veces de forma obligatoria.

“Es sacar la filosofía a la calle para que toda la gente haga lo que siempre ha hecho, que es pensar. Pero pensar con otras personas, argumentando y creando espacios”, comentó en entrevista la autora de El oficio de la duda (Ediciones Felou 2007).

La maestra de Historia y Filosofía de la Educación, y Educación No Formal, es puntual al afirmar que no utiliza autores porque “no le gustan los desfiles de personalidades”.

“No quiere decir que no los leo. Quiero decir que si vamos a hablar del amor, no necesito a Platón o a nadie. A veces sí lo menciono, pero todos sabemos pensar.

Entonces, si vamos a hablar sobre cosas que nos interesan como la felicidad, por ejemplo, no necesitamos que nos vengan a definir qué es la felicidad, podemos solitos. Esta es la idea”, comentó.

El primer café filosófico se hizo en Francia en 1992. Ella fundó en el año 2000 el de la Ciudad de México; actualmente hay réplicas en Guadalajara, Chihuahua, Tijuana y San Luis Potosí, entre otras ciudades.

“No es un movimiento masivo, obviamente. Pero se trata de colonizar la ciudad de otra manera que no sea con centros comerciales”, esgrimió.

La doctora Charabati propone que los cafés filosóficos son una buena manera de luchar en contra de las políticas educativas que desestiman a las humanidades, pues considera que si dejamos la filosofía en manos de las autoridades en esta época neoliberal, nos vamos a quedar sin filosofía.

Si se le pregunta por la forma de motivar a los jóvenes a acercarse a la filosofía, plantea que antes que concientizarlos sobre la necesidad de reflexionar sobre el mundo, es interesante motivarlos a que acudan a hablar de lo que les interese.

“De lo que se trata es de elegir un tema que convoque y de cuál les gustaría platicar, pero que no pueden llegar con sus amigos a tomar una cerveza y hablar, por ejemplo, tú qué piensas de la vergüenza. Esas cosas no suceden, hay qué crear los espacios”.

En estos 16 años al frente del café filosófico, Charabati asegura que los temas más requeridos o solicitados a tratar por los millennials (los nacidos entre 1980 y 2000) son, respectivamente, la felicidad, el compromiso y el éxito.

Responsable: Prensa UANL