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Democracia formal, pero no real

En la Universidad Autónoma de Nuevo León se escucharán las voces críticas de las mujeres iberoamericanas sobre las políticas de equidad, dentro del Segundo Seminario “Igualdad y Democracia”.

Para que una sociedad tenga una mejor calidad de vida, las acciones de la democracia tienen que ser reales e ir de la mano de la igualdad, ya que sin paridad, se podría considerar que la democracia no existe, planteó la doctora Alicia Miyares.

“Si nos encontramos con democracias que titubean a la hora de incorporar políticas de igualdad, que titubean a la hora de hacerse cargo de la teoría feminista, casi podríamos decir que tenemos un indicador de una democracia que es formal pero no exactamente real”, explicó la doctora en filosofía.
La académica española comentó lo anterior, previo al Segundo Seminario “Igualdad y Democracia”, que se realizará del 12 al 14 de febrero en el Aula Magna del Colegio Civil Centro Cultural Universitario de la UANL.
La profesora de la Universidad de Oviedo, España, expuso que hay ciertos indicadores que muestran un retroceso en los derechos, a nivel general y específicos, de las mujeres.
“Lo podemos ver incluso en democracias que llevan un recorrido de consolidación, creo que a nuestras democracias les cuesta realmente incorporar la idea de derechos de las mujeres y donde mejor se ve matiz es en los derechos sexuales y reproductivos, donde la reacción es una realidad.
“Hay imposiciones normativas, hay poderes que realmente funcionan en contra de ese reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos, y me refiero concretamente a las religiones que mantiene un marco normativo que limita muchísimo la autonomía moral de las mujeres y eso es un serio problema”, indicó la integrante del proyecto El camino hacia la paridad.
Derechos en rubros como la economía, política, educación, salud y cultura, entre otros, son temas que están dentro de una agenda que se siguen tratando y profundizando conforme avanzan los años.
“(En la parte de) los derechos culturales, entendiendo por esto, el derecho de vivir una vida libre de violencia, porque la violencia es una realidad; y me refiero, también, a la violencia simbólica, a todo ese entramado de valores y de normas que condicionan y limitan la vida de las mujeres”, señaló.
Para que las políticas de igualdad se puedan llevar a la práctica en la sociedad, tiene que ir acompañado de un presupuesto y de una pedagogía social.
“De nada me sirve tener una gran ley de igualdad, si realmente después no trabajo el marco de la pedagogía social que haga y logre que esos valores sean valores compartidos por la ciudadanía y garantizar que no haya un retroceso”, puntualizó la autora de la Democracia feminista.
Por su parte, Amelia Valcárcel, catedrática de filosofía moral y política, señaló que las democracias no son los sistemas políticos dominantes en el planeta.
“La democracia está intentando vivir y a veces sobrevivir en un mundo en donde no es la principal forma de gobierno. Las democracias tienen unas exigencias morales muy fuertes, las van cumpliendo a medida que pueden”.
Un gran salto que permitió el cambio en los valores fue la masiva educación de las mujeres a partir de la Segunda Guerra Mundial.
“En el momento en que las cifras educativas de las mujeres se igualan con las de los hombres, e inclusive últimamente superan a las cifras masculinas, estamos entrando en una novedad antropológica y un tipo social que no ha tenido lugar nunca antes en ninguna sociedad que hayamos conocido”, mencionó la autora Del miedo a la igualdad.
Agregó, dentro de la agenda feminista, la paz está dentro de las tareas a cumplir, para lograr un mejor desarrollo como sociedad.

Responsable: Prensa UANL