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A 13 mil kilómetros de distancia

¿Cómo viven los mexicanos el mundial en el extranjero? Héctor Tovar radica en Sídney, a más de 13 mil kilómetros de distancia de su natal Monterrey, misma distancia que lo separa de Ekaterimburgo, ciudad en la que el Tri se enfrentará a Suecia.

Guiado por sus sueños y espíritu viajero, Héctor Tovar es un joven regiomontano que, desde hace un año, radica en Australia. Y como todo seguidor del Tri, ya alistó su playera, bandera y sombrero para apoyar a México contra Suecia.

A más de 13 mil kilómetros de distancia de su natal Monterrey, y con 15 horas de diferencia, el egresado de la Universidad Autónoma de Nuevo León comparte su experiencia mundialista desde Sídney.

Esta historia empezó el 17 de junio, cuando el equipo nacional enfrentó a Alemania, esa selección que 32 años atrás, quitó las esperanzas a México de avanzar a semifinales en el Estadio Universitario.

“Inició el partido y el ambiente se puso extraordinario. Los mexicanos jamás dejamos de alentar, de gritar y cantar: “Sí se puede”, “¡México!, ¡México!”, “¡Ay, ay, ay, ay, canta y no llores!”. Era increíble el predominio de la afición mexicana sobre la alemana en el sport bar. Jamás se escuchó un solo grito alemán, ni una porra alemana; jamás se vio un grupo de alemanes saltando.

“En cambio, los mexicanos llevamos sombreros, banderas, jorongos, saltamos, gritamos. Claramente se podía ver y transmitir que todos los mexicanos tenían una misma misión: mostrarle a las demás naciones que somos la fiesta en carne viva.

“Cayó el gol y el grito se escuchó tremendamente fuerte”.

Así narra el universitario esa primera experiencia mundialista en tierra australiana. Tobby, como le llaman de cariño sus amigos, estudió la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la UANL.

La mercadotecnia es su profesión, pero la música es la pasión. Acompañado de su inseparable guitarra, Héctor Tovar se trasladó a ese próspero país de Oceanía, en congruencia con sus aspiraciones personales y profesionales.

“Hace un año dejé mi país, pero sobre todo dejé Monterrey. Ser mexicano siempre ha sido para mí un orgullo, pero ser de Monterrey lo es más. Dejé México, dejé atrás mi vida, dejé atrás mis amigos, dejé atrás las carnes asadas, los cerros, esos acentos golpeados, dejé de escuchar esos entusiasmados: “¿Qué onda compadre, cómo andas?

“Los dejé para seguir mis sueños, metas y para crecer tanto profesional como personalmente. Y aunque la calidad de vida en Australia goza de estándares altísimos, extraño mi gente, extraño la música, la comida, […] y disfrutar de la combinación de las luces nocturnas de la ciudad y las montañas, que forjan un paisaje sumamente acogedor y bello”.

Los minutos del partido se consumieron y se silbó el fin del partido. Héctor Tovar junto a los connacionales celebraron el histórico triunfo de México sobre Alemania. Ambiente que a algunos contagió y, a otros, asustó.

Pero al término del partido, recapituló que esa experiencia en Australia fue distinta a las vividas en otros mundiales. Sobre lo multicultural de ese país, tenía elementos qué presumir de México, más allá del triunfo futbolístico: su herencia prehispánica, la gastronomía, el tequila, el mariachi, sus playas y montañas.

Pero la celebración ya no se puede prolongar más, pues ya casi son las 04:00 horas del lunes en Sídney, por la diferencia en los usos horarios.

“Si hubiera estado en Monterrey al término del partido, hubiera disfrutado de unos tacos de barbacoa y un rico menudo dominguero hecho por mi mamá; hubiera escuchado esas palabras de mi mamá diciendo: “Iván, ve por las tortillas y te traes un refresco porque no tenemos”. La calidez de la familia mexicana jamás se va reemplazar, no importa donde estés.

Una semana después, Héctor Tovar volvió a reunirse con sus paisanos para ver el partido contra Corea del Sur. En su cuenta de Facebook compartió un video donde entona el Himno nacional y en otro cómo celebra con el Cielito lindo en la ciudad más cosmopolita y poblada de Australia, con casi 5 millones de habitantes.

El regiomontano ya espera el tercer partido de grupo, para apoyar a su selección, el Tri, contra Suecia.

“No importa que vivas en el mejor país del mundo, las cosas sencillas y humildes que hay en el nuestro son las que nos mantienen felices y alegres; son las conexiones perfectas que hicieron forjar nuestra personalidad y que hacen que vayamos a otros países y demostremos de qué estamos hechos.

“Somos felices, porque somos mexicanos… aunque estemos a 13 mil 179 kilómetros”.

Esa es similar distancia que separa a Sídney de Ekaterimburgo, la sede mundialista en la que México se enfrentará a Suecia, este 27 de junio.

Responsable: Prensa UANL